Poli Rivera Loyola

El PÁJARO Y LA SERPIENTE

La mitología representa las profundidades de la tierra y la bóveda celeste como regiones ajenas a los humanos y moradas de los dioses y de otros seres sobrenaturales. Dos habitantes de dichas regiones -el ave y la serpiente- muestran una extendida afinidad con la Diosa: las representaciones de mujeres pájaros con cuerpos ovoides y cuellos largos y esbeltos ya se hacían en el Paleolítico y la serpiente está presente en muchos iconos de la antiguedad, ya sea como compañera de la Diosa o en tanto parte de su equipo, como vara, cetro, cinturón o tocado.
Aves y serpientes ponen huevos y suelen estar presentes en los mitos que narran los albores de la creación. La asociación entre los animales queda consignada en un arcaico mito griego de la creación. La gran Madre Eurínome se materializó en el abismo amorfo y bailó en las tinieblas. Sus movimientos originaron el viento, al que dio la forma de serpiente Ofión. Éste la deseó y finalmente Eurínome copuló con él. Comprobo que estaba embarazada, se transformó en paloma, empolló sobre las aguas y puso un huevo que la serpiente incubó entre sus anillos. A partir de ese huevo original se creó todo.


(La Diosa, Husain Shahrukh, Pag. 53. ED. Taschen 2001)